NOCHE OSCURA por San Juan de la Cruz
Canciones del alma que se goza de haber llegado al alto estado de la perfección, que es la unión con Dios, por el camino de la negación espiritual.
En una noche oscura,
con ansias, en amores inflamada
¡oh dichosa ventura!,
salí sin ser notada
estando ya mi casa sosegada.
A oscuras y segura,
por la secreta escala disfrazada,
¡Oh dichosa ventura!,
a oscuras y en celada,
estando ya mi casa sosegada.
En la noche dichosa
en secreto, que nadie me veía,
ni yo miraba cosa,
sin otra luz y guía
sino la que en el corazón ardía.
Aquésta me guiaba
más cierto que la luz del mediodía,
adonde me esperaba
quien yo bien me sabía,
en parte donde nadie parecía.
¡Oh noche que guiaste!
¡Oh noche amable más que el alborada!
¡Oh noche que juntaste
Amado con amada,
amada en el Amado transformada!
En mi pecho florido
que entero para él sólo se guardaba,
allí quedó dormido,
y yo le regalaba,
y el ventalle de cedros aire daba
El aire de la almena,
cuando yo sus cabellos esparcía,
con su mano serena
en mi cuello hería
y todos mis sentidos suspendía.
Quedéme y olvidéme,
el rostro recliné sobre el Amado,
cesó todo y dejéme,
dejando mi cuidado
entre las azucenas olvidado.
Este poema por San Juan de la Cruz se conoce como uno de los ejemplos mejores de la poesía mística. Se puede leer como un encuentro entre los amantes románticos, pero en el contexto del siglo y del autor, se trata del encuentro místico entre el narrador y Dios. Como sugiere el título, San Juan usa mucho la imagen del noche y la oscuridad para expresar sus sentimientos. Las dos tienen la conotación de la falta de entendimiento, el secreto, y la intimidad. Aunque no entienda los acciones ni los deseos de Dios, todavía el narrador tiene confianza en su amante por las noches, “más cierto que la luz del mediodía.” Se representa la relaciones entre los dos como un gran secreto desde el principio, en que el narrador se escabulle y solo hay un encuentro entre los dos por razones de la “dichosa ventura.” Continua el sentido de la secreta cuando dice, “En la noche dichosa / en secreto, que nadie me veía, / ni yo miraba cosa, / sin otra luz y guía / sino la que en el corazón ardía.” Es decir que las relaciones entre el autor y el Dios son las cosas más personales y privadas y solo pueden pasar debajo de la protección de la oscuridad. Ignora la confusión que se causa por la oscuridad porque tiene tanto confianza en su Amado. Se describe la fusión entre el Amado y la amada en la quinta estrofa, un ejemplo perfecto de la poesía mística. Por esta fusión hay un transformación profunda de la amada. Al fin, se rinde al Amado y se deja, sin notar el paso del tiempo ni las preocupaciones.
Aparte de la imagen obvia de la noche y la oscuridad, San Juan de la Cruz también usa algunas otras imágenes de la naturaleza. Habla del “pecho florido”, un imagen interesante porque las plantas que floridan necesitan la luz del sol. Es como el opuesto de la personificación; da las características no humanos al ser humano. Compara el aire en los cedros, una imagen llena de paz, con el aire de la almena, una imagen que falta la paz y la traquilidad. Creo que esto representa los dos lados que co-existen en el amor: la paz completa y la tormenta de emociones. No obstante, en el fin elige olvidar las dudas y el cuidado y los deja “entre las azucenas olvidado[s]”. Me interesa mucho esta imagen final porque las azucenas muchas veces están asociadas con la muerte y el renacimiento. De algunos modos, ese encuentro con el Dios es una forma de renacimiento para el autor porque abandona todo que conoce y que le imporanta. Significa su confianza con el gesto de se apoya el rostro sobre el Amado, un gesto de abandono completo.
No comments:
Post a Comment